Powered By Blogger

martes, 13 de noviembre de 2012

Dejaros de príncipes y cuentos.

Hace unos días, un niño, casi sin conocerme, me dijo: 'te amo, princesa'. Yo, al escuchar aquellas bonitas palabras callé como una tonta, y contesté: 'Te quiero, cielo'.
Nunca le he dicho 'te amo' a un chico con el que no tuviera una relación de algo más que amistad. La última vez que lo dije, no me arrepentí, pero me lo tragué todo, junto con mi orgullo y mis ganas de seguir.
Ahora, hoy en día, tengo miedo de querer por si no me quieren, y tengo miedo de encariñarme, cuando solo me quieren como amiga. Pero visto lo visto, creo que ya todo da igual. Quien hoy te dice 'te quiero' mañana no te conoce, y quien hoy te odia, mañana hará lo imposible por destacar y acercarse a ti.
¿Es raro, no? que una persona, así, sin más, te diga que te ama, que quiere un futuro contigo, y tú, como una idiota, no digas nada, calles. No querer romper el silencio me hizo sentirme más absurda.
Quizás, pudo haber sido, pero nunca fue, ni es, ni será.
No pido príncipes, porque me he dado cuenta, que Disney los compró todos. Tampoco un superman, de esos que al abrazarte, casi te ahogan. No quiero perfecciones. Lo mío es simple. Yo solo pido a alguien con el que me tiemblen las piernas. Con el que sepa ser yo misma, ría, y llore y no me de vergüenza ni me tape la cara. Que me bese. Que lo haga tan dulce que hasta me duerma en su boca. Que me abrace. Que lo haga fuerte, pero siempre, con amor y me sienta cada segundo, más segura a su lado.
Como veo que de esos no quedan, mis peticiones han acabado y mis búsquedas con ellas.
Solo deciros, pequeñas princesas, que no todas vosotras estáis predestinadas a un cuento perfecto con príncipes, más bien, ninguna. Que busquéis a esa persona que os haga que os corra el nervio que empieza por el ombligo y seguidamente os tiemble todo el cuerpo. Que os haga reír, ante todo, y que no le importe aguantaros en vuestros días de bajón y en los que no os aguantáis ni vosotras. Que no le haga falta echaros de menos, que vaya a vuestra casa y os diga:  'Eh, pequeña, baja, que estoy aquí'.
 Que sea capaz de cambiar esas lágrimas por sonrisas y esas discusiones por alegrías. 
Que sepa ver en vosotras lo que nadie más ve, y haceros así, más perfectas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario